Resumen del libro "La gran trampa" de Daniel Lacalle

Cuando hablamos de las crisis econ?micas y de modelo de sociedad, tendemos a comentar todo tipo de causas, condicionantes y efectos. Sin embargo, por alguna raz?n curiosa, frecuentemente olvidamos el mayor impacto: el monetario. Piensa en el siguiente ejemplo. Imagina un enorme desequilibrio econ?mico. El gobernante de turno, de camino al Parlamento, donde tendr? que explicar sus propuestas de subidas de impuestos o de reducciones de gasto, mientras lee el discurso y se imagina el diluvio de reproches que va a recibir, piensa: «Ay, si tuvi?ramos inflaci?n y devaluaci?n, todo esto no pasar?a». ?Por qu?? La inflaci?n —el impuesto de los pobres— siempre se achaca a fen?menos externos, como si cayera del cielo por designio divino. El gobernante, en vez de explicar las leyes de urgencia que aplicar?, puede acudir al argumento m?s socorrido: la guerra econ?mica, los mercados, culpar a los comerciantes que suben los precios… Es fant?stico. Sin embargo, la inflaci?n es siempre un desequilibrio fundamental de la econom?a creado por pol?ticas muy espec?ficas. La idea de que una inflaci?n «moderada» es buena es similar a la de pensar que tener un poco de fiebre es beneficioso. Viene de la percepci?n —falsa— de que t? no vas a comprar lo que necesitas cuando lo necesites si piensas que en el futuro pueden bajar los precios. Desde la Roma antigua, pocos han escapado a la tentaci?n de cubrir desequilibrios estructurales devaluando el valor de la moneda y, con ello, transfiriendo riqueza de los ahorradores y asalariados hacia los sectores endeudados y hacia el gobierno. Siempre desde el enga?o de decir que es «por nuestro bien». T?, querido amigo, dir?s que, con las pol?ticas expansivas y el aumento de la cantidad de dinero en el sistema de los ?ltimos a?os, se ha conseguido el ?xito de evitar el inflacionismo destructor de los reg?menes que se dedican a imprimir moneda sin control, a la vez que se permite una salida gradual de la crisis. Y no te faltar? cierta raz?n. Efectivamente, la pol?tica monetaria que se lleva a cabo en los pa?ses de la OCDE evita algunos de los desequilibrios m?s peligrosos para las econom?as, pero genera otros. Y el enorme riesgo se encuentra precisamente en lo que algunos aplauden: la enorme burbuja creada en la deuda soberana y el mercado de bonos. Puede parecernos estupendo que bajen agresivamente los tipos de inter?s y que se inunde el mercado de liquidez, pero no deja de ser un canto de sirena que nos llama a endeudarnos, a gastar y tomar riesgo por encima de los m?nimos criterios de prudencia, bajo la falsa promesa de que «no pasa nada» porque «nos apoyan los bancos centrales». Luego, cuando explota, esos mismos bancos centrales que nunca han identificado una burbuja ni alertado de una crisis te echar?n la culpa a ti por asumir riesgos excesivos y se presentar?n como la soluci?n, bajando los tipos y aumentando la liquidez. No obstante, existe una salida sin acudir a extremismos ni soluciones m?gicas, sin acabar con las instituciones ni supeditarlas a los delirios inflacionistas. Aqu? lo explico. Bienvenidos, se?oras y se?ores, a La gran trampa.